Resulta cuando menos muy curioso que el origen de la palabra ‘trabajo’ tenga su origen en un método de tortura. Si hablamos de la etimología de la palabra ‘trabajo’, debemos concluir que viene de ‘trabajar’, que del latín ‘tripaliare’, que a su vez tiene su origen en ‘tripalium’; y un tripalium era un yugo de tres palos utilizados para amarrarlos a los esclavos para azotarlos.
Y en pleno siglo XXI seguimos utilizando una palabra cuyo significado está directamente ligado a la tortura para describir lo que hacemos entre el 30% y el 50% de nuestro tiempo. Con este antecedente, no es de extrañar que se haya quedado grabada con tinta indeleble en el inconsciente popular la idea de que el trabajo es un castigo o algo desagradable.
En ocasiones parece que no hemos caído en la cuenta de que, mientras nosotros ‘sufrimos’ y nos quejamos continuamente por nuestro aburrido y tedioso trabajo, muchos son los que no tienen tiempo para ello porque están demasiado ocupados buscando algo que llevarse a la boca para sobrevivir y legar al día siguiente. Pero tampoco pretendo entrar en populismos; probablemente ellos no tienen acceso a esto que lees, pero tú sí. ¿Por qué seguir pensando en el trabajo como si fuéramos víctimas de él? Hoy en día ese es uno de los motivos que nos convierte en esclavos. Sin embargo, si se desea, con tan sólo enfocarlo desde otro prisma se puede evitar esa tortura mental a las que nos sometemos nosotros mismos.
Si miras a tu alrededor, probablemente encontrarás a muchas personas que se deprimen el domingo por la noche, que viven deseando que pasen los días para que llegue el viernes o cuyo objetivo cada año es esperar con desesperación a que de nuevo lleguen las vacaciones… ¿De qué son esclavos?, ¿de su trabajo o de su actitud? La respuesta en la inmensa mayoría de los casos es la actitud; pero el trabajo, incluso en los tiempos que corren, es algo que podemos elegir, y tenemos la opción de escoger junto al trabajo la dignidad también.
Trabajar no es sólo ganar dinero para sobrevivir, implica también el sentirse útil, conocer la disciplina, para aportar y recibir. Las vacaciones y los fines de semana a todos nos gustan; pero no te dejes arrastrar por la tortura, esos días son para descansar, no para evadir la realidad. Tu decides: ¿vivir como una víctima o vivir con dignidad?