Los siete chakras principales se alinean con la columna vertebral a través del centro del cuerpo. Y lo hacen de la siguiente manera:
- Primer chakra o chakra base. Se encuentra al nivel de la base de la columna vertebral.
- Segundo Chakra. Se sitúa en la región genital, entre la quinta vértebra lumbar y el hueso sacro.
- Tercer Chakra. Está situado justo detrás del ombligo, entre esta zona y el plexo solar.
- Cuarto Chakra. Está muy cerca del corazón.
- Quinto Chakra. Se encuentra en el plexo de la laringe, a nivel de la garganta, en la unión de la médula espinal con el bulbo raquídeo.
- Sexto Chakra: Está ubicado a la altura del entrecejo, en la glándula pineal. También es llamado el tercer ojo.
- Séptimo Chakra. Se encuentra en el centro del cráneo, sobre la fontanela. A diferencia de los demás chakras, tiene una localización por encima y por fuera de la cabeza. Cuando esta parte externa al cuerpo emana energía, se conoce como halo.
La flor de loto es uno de los símbolos utilizados para diferenciar los chakras entre sí. Utilizando para cada uno una combinación diferente de pétalos y colores.
Cada chakra posee una carga positiva o negativa, un valor numérico y alfabético, una afinidad con un elemento de la naturaleza, con uno de los sentidos y con una cualidad tonal particular. Y además, cada chakra se correlaciona con una área concreta y específica del cuerpo y genera un impulso determinado.
Si alguno -o varios- de los chakras se encuentran bloqueados, la energía no fluye como debiera; y la consecuencia de ello deriva en infinidad de problemas.
